miércoles, 27 de agosto de 2014

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Malvado; la puerta obscura en la evolución del rock

La música de Malvado es la muestra de que el rock nacional sigue dando; y sigue dando duro. 


Es la muestra de que cuando un bato con una guitarra y mucha creatividad se pone las pilas, puede generar un sonido consistente, duro, bien definido; chingón. Respetuoso de sus raíces pero visionario y ambicioso. Áspero en la garganta cuando nos aprendemos las canciones, pero suave en las papilas gustativas de cualquier canal auditivo. Malvado es una lección de conocimiento colectivo para cualquier analfabeta de nuestro rock; una enciclopedia sin dibujitos.


—Interpol meets La Lupita— me dijo un amigo mientras escuchábamos “Bandido” en medio del humo de varios cigarros y planes poco concisos para embriagarnos en la noche. Tal vez. No he escuchado a Interpol lo suficiente le contesté con la firme convicción de que no escuchábamos un proyecto solista. Malvado nos juega sucio. Nos juega sucio con la compleja armonía teñida de negro que despiden sus canciones, tanto vocal como líricamente. Nos juega sucio al sumergirnos en la oscuridad del alma hecha música, sin estridencias. Nos juega sucio al hacernos mover la cabeza, como asintiendo; sin extrañar los guitarrazos, ni los platillazos, ni los alaridos desbocando caos de una típica canción de rock urbano. Nos juega sucio porque, después de haber escuchado el proyecto y de que nos surgieran las ganas de conocer a cada uno de sus integrantes, resulta que Malvado sí es un proyecto solista y que el mago detrás del gran telón roto y deslavado de aquella ilusión pluralista, se llama Pablo Ulibarri.

El mismo Ulibarri que ya nos había entregado con los “interpretators” un proyecto de tonalidades menos sombrías, instrumentos bien armonizados pero más conservadores (guitarras eléctricas, bajos y baterías)  y letras en ingles; viene ahora cantando solito, y en español, con un proyecto más ambicioso. En su música encontramos que respeta la base instrumental del rock headbangero que tanto nos encanta; pero también lo escuchamos apostar por un sonido fresco al complementar su proyecto con beats electrónicos, que forman un espléndido contraste cuando se ponen palmo a palmo con su voz y su guitarra.

El futuro del rock mexicano está en buenas manos, está en manos malvadas.

El proyecto de este hombre me dejó con un buen sabor de boca, me aprendí sus canciones mejor que el credo y ahora tengo muchas ganas de verlo tocar en vivo; pues rascando por aquí y por allá me enteré de que cuando Pablo Ulibarri siendo Malvado se sube a un escenario, lo hace acompañado por Julian Plascencia (Disco Ruido), Victor López “Gerber” (Los Románticos de Zacatecas) y Amaury Sepúlveda (Bengala). Un espectáculo que podría llenarle los oídos a cualquier megalómano de la industria musical.


Me atrevo a colocar a Malvado en el privilegiado, pero complejo sitio de las bandas que con sus propuestas, sacan adelante la escena independiente de la música nacional.