domingo, 31 de agosto de 2014

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Fuimos al Cantón

Y le anduvimos poniendo máscaras a todos los que nos encontramos.


Bang Bangz y los Ovejas Turquesas
El equipo de calle y salón de la OVT andaba llegando a eso de la hora del soundcheck al Cantón, que lucía sus luces incandescentes. Entre que el equipo se aventaba la cámara porque nadie quería tomar fotos y que no nos dejaban pasar, nos encontramos a Bang Bangz tomándose fotos en la misma banqueta que estábamos sentados.


Andaban bien contentos. Cuando les preguntamos por qué, la respuesta de un músico viajando con sus instrumentos y amigos en una Van es simplemente —Por que vamos a tocar aquíBang Bangz vienen desde Houston, el día anterior habían tocado en Cholula, en sus planes está grabar unas sesiones en un estudio del DF. Pero lo importante fue que nos pusimos a platicar de leyendas: nosotros les platicamos de la Tlanchana que se aparece en el río Lerma y ellos de las brujas, las que se llevan a los bebes y se ahuyentan poniendo unas tijeras abiertas debajo de la cuna del infante. Les cambiamos nuestra vieja frase "Qué bueno que vine", por su "What a great night". Es que pues en Houston hablan inglés.

Los queridos White Colors

Cuando nos dejaron entrar al Cantón, los viejos amigos de White Colors, Blanca y Chimi estaban sonorizando todavía y decidimos hacer un concurso interno para premiar la mejor foto de la noche, que evidentemente se nos olvidó, a juzgar por lo que encontré en la SD al día siguiente. Las luces bajaron cuando White Colors comenzaron y nosotros nos sentamos en el suelo a sonreír un rato, una pareja estaba sentada en el borde de la ventana y Blanca le dedicó "Superman" a Fer, porque ella se la sabe.


Los emisarios de la playa y el rock and roll
Afuera del lugar había una patrulla que decía algo como "Policía del Valle de Toluca", cuando la vimos, pensamos lo conveniente de cambiar algunas letras para formar "Policia de la Bahía de Toluca"... y cambiar al poli por Pamela Anderson. Pues GreenGo se trepó a la tarima y armó un desmadre de olas y sol metafórico que puso el baile en el salón. La baterista, los gritos del liro y los micrófonos que tiraron nos recordaron que el rock no es música para platicar. Ya con más calorcito nos fuimos a ponerles las máscaras y preguntarles —¿De dónde sale tanta energía en su música— a lo que nos contestaron sosteniendo unas chelas: —Pues de la guitarra, el bajo, la bateria...— lo que nos dejó una reflexión duradera y una expresión en el rostro que se traduce en la frase —No, pus qué chido—. Y nos regalaron un stickers.


Cuando el buen Malvado andaba preparando el changarro, los de Bang Bangz llegaron con unos shots de garañona y les apañamos un par para el equipo, que ya andaba pensando reiteradamente: qué bueno que vinimos. Con el Set de Malvado ya no escuchábamos lo que pensábamos y entendí porque le gusta tanto a uno de nuestro redactores, que al terminar el lapso de materia oscura sonora que fue el Set, corrió a pedirle foto y abrazo. 



Ya platicando, nos dijo que le interesa mucho tocar fuera del DF porque allá se vuelve bien tedioso andar rotando en el mismo circuito. Acerca de su música nos dijo: —Al final la música es un sentimiento, y cuando pones tu corazón en la mesa, tarde o temprano alguien lo ve—. Malvado es bien bueno.









Eli puso su sinte, Mario agarró su lira y Bang Bangz comenzaron a tocar para todos los amigos que ya estábamos reunidos en el Cantón. Ya la noche era noche y nos acercamos al escenario para deslizar los pies y sacudir la cabeza, hubo discos gratis, stickers, delay, Beach Life y oootraaa, oootraaa...

Qué bueno que vine.