Se puede comprar ácido en forma de gomita y comerlo como un dulce, o lo puedes diluir en una botella de agua y agregarle unas gotitas de limón para ayudar al sabor y al color, así rinde mucho más.
El Centro Dinámico Pegaso está escondido atrás de unas milpas y al lado de una carretera, todos los comentarios sobre la lluvia y pantanosidad del recinto son ciertos, pero exagerados. Se nos ocurrió pensar en el festival sucediendo entre las trajineras y canales de Xochimilco. —Qué bueno que no lo hicieron allá—, platicaba con mi amigo mientras nos imaginamos a la gente nadando entre el lodo, los vans y las gorras de vicera recta.
Más que pequeño y nuevo, el ceremonia es un festival íntimo y valiente. Después de dejar el coche en la entrada y caminar un rato hacia los escenarios, nos vamos encontrando con que podemos ir de un lado a otro sin correr y vemos un montón de food trucks con opciones más interesantes que las hamburguesas y hot dogs de siempre. Hacer un festival ubicado lejos de la zona de confort de los conciertos en el centro de México (Ciudad Deportiva, Condesa/Roma), y con un propuesta musical tan ecléctica, es una apuesta arriesgada. El Ceremonia es un festival que piensa en los melómanos, su cartel no está constituido por actos afianzados del éxito y el gusto general; sino verdaderas propuestas frescas y arriesgadas, por demás interesantes.
En el primer escenario que nos detenemos está Tino el Pingüino platicando con alguien entre el público, lo miramos un rato de lejos y luego se sube a tirar rimas con Adán Cruz, mi amiga lo saluda cuando termina el show y se toma una foto con él. Mira reina, mira reina... Cuando How To Dress Well comenzó a tocar, yo ya estaba empezando a perderme en la atmósfera que duraría hasta que tocara sacudirse con !!!, pero me acuerdo que en algún momento señaló a los VIP y les dijo que se veían muy ricos, nos sugirió matarlos y luego se río. Nos reímos todos, y nadie mató a nadie.
Con la caída del sol todo comenzó a verse extraño, el cielo sobre nosotros se iba poniendo cada vez más gris y me decían que el festival se pone más y más surreal entre más entrada está la noche. Ver a Tycho es una hermosa secuencia geométrica, sonora y visual, suave. Más tarde nos encontramos a dos de la banda comprando cervezas bajo la lluvia, altos y cuadrados, se veían como suenan.
Todo el sentimiento etéreo de las armonías y visuales de Tycho cambió abruptamente cuando nos movimos de escenario para ver el show más inquietante e impresionante de la noche, Flying Lotus se comió nuestras almas. Con una pantalla detrás, una al frente y los proyectores quién sabe dónde, Steven Ellison torció los limites de lo que percibimos acerca de 2D y el 3D. A la mitad del show yo no me acordaba cómo había empezado y no tenía idea de como fuera a terminar, así que al final lo mejor que mis amigos y yo pudimos hacer, fue tirarnos sobre un tapete de pasto sintético y ver a Tyler saltar en el escenario.
Desde el nivel del suelo comenzamos a pensar en la estética del festival, esos foquitos en las bancas del food court, una fogata gigante y apagada, un UFO fosforescente al lado de una carpa todavía más fosforescente y todo el cabello decolorado y repintado de la región. Hasta en los baños portátiles había luces, pero aun así; todo daba la impresión de estar sucediendo en el terreno baldío de un amigo.
Para Chk, Chk, Chk, ya estábamos físicamente dispuestos y listos. Más o menos a la mitad del escenario había un montón de gente formando un circulo de baile, de esos que hay en los XV años, donde hay gente con y sin corbata, y de vez en cuando alguien pasa al centro animado por el Hey!, Hey, Hey! de alrededor, y hace eso que los humanos podemos con nuestro cuerpo mejor que ninguna otra especie conocida: no respiramos bajo el agua, ni volamos, pero bailamos.
Me quedé dormido en el auto de regreso, todavía había agua de limón.