El pasado viernes, el milagroso 20 de enero, la calle Reyes
Heroles amaneció con todos los baches arreglados. Así es, TODOS. Bueno, casi
todos, pero la mayoría estaban bacheados. Así es, de un día para otro. Qué
felicidad, todos los estudiantes bailaron como duendes en el fúmer.
¿Todos? Pues no. Lamentablemente el alumno Rubén “El
Rubipaps” Rubio no lo logró. No consiguió llegar a la escuela hasta las seis y
media de la tarde porque estaba acostumbrado a seguir el rastro de baches. A continuación,
su historia:
“No ma, goe, neta está de la coli. Yo siempre iba al
campusirri y decía como, va, okey, sigo los hoyos, ¿ya sabes? No necesitaba
mirar hacia arriba, o sea como tipo las calles, los coches y esas cosas. Y hoy,
yo voy por el camino de siempre, cantando que estoy enamorado de cuatro beibis,
y de pronto, pum goe: no hay baches".
"Entonces dije, verdi, o sea, algo hice mal. Y me regresé al
último bache, que estaba cerca de la calle esa muy grande con muchos coches y
ruido, y tipo, traté de seguir los baches usando toda mi concentración, pero
no, ¿sabes?".
"Entonces dije, verdi, algo hice mal. Y me regresé al último bache..." |
Total, que al final eran como las tres de la tarde y pues
obvio ya me había perdido de casi todas mis clases. Acabé en Las Piñas, goe, o
sea, imagínate. Entonces mejor me quedé ahí un ratito más antes de activar el
Waze para llegar al TKI y al menos ver a mis compis”.
Aparentemente, el alumno ya logró ponerse en contacto con
sus maestros y compañeros para reponer todos los trabajos y preguntar cuáles
eran las tareas (¡AY AJÁ!).