viernes, 12 de agosto de 2016

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ASPI salva a una estudiante de ser atropellada

El heroico cuerpo de guardias del tec intercede una vez más ante la muerte de uno de los alumnos diciendo, "Hoy no, cruel destino. Hoy no." 

Por Ulises Lima y Arturo Belano


El día 12 de Agosto del presente año ocurrió un incidente a la altura del tope en profesional. Según nos cuenta, esta mañana, el ASPI en turno de controlar el flujo vehicular, Fernando Fernández Fierro (pariente), estaba tranquilo silbando una rola de Los Ángeles Negros (Déjeeeenmee si estoy lloraaando) mientras buscaba con esmero en su nariz algún mocasín perdido, hasta que dieron las nueve de la mañana y el tránsito comenzó a cargarse de coches y tuvo que centrar su atención en la chamba.

El valiente ASPI en cuestión. 


De pronto, Fernando se percató que a lo lejos una alumna venía corriendo directo hacia el cruce peatonal del estacionamiento, rumbo al edificio de profesional. Se trataba de Bárbara Paniagua Del Monte, y estaba llegando tardísimo a su clase por comprar afuerita del campus una torta de tamal; iba comiéndosela en plena carrera (LAE) sosteniéndola con la mano derecha y en la izquierda llevaba el atole al que a veces le daba sorbitos, según recuerda Fernández Fierro. Pero la preocupación de nuestro héroe se debía a que también podía ver, llegando a una velocidad rampante de 10 km por hora, por el camino empedrado del estacionamiento, a un jovencito de nuevo ingreso de prepa en un Ford Fiesta blanco y un jersey amarillo. Manejaba sin prestar atención al camino porque estaba enojando ya que le había vuelto a salir otro Rattata en el Pokémon Go.

Fernando Fernández Fierro se dio cuenta en seguida del peligro que corría la alumna (y su empleo) y lo único que pudo pensar fue “¡No lo haga…compa!”. Así que, según testimonios de varios testigos que también iban tarde a clase, justo cuando la chica iba a atravesar el paso peatonal y el prepo iba a cruzar el tope de dicho paso, nuestro heroico ASPI hizo sonar su silbato y con un audaz movimiento levantó su mano derecha en señal de alto. El jovencito escuchó el sonido del silbato, levantó la vista y dijo okey maguey y se detuvo; entonces Bárbara pudo pasar por enfrente del coche y soltó un gracias combinado con tamal y atole.


Los alumnos ponen en riesgo sus vidas por llegar temprano a clase. 
Finalmente ambos llegaron a sus respectivas clases, los profes los dejaron pasar, y el equipo de la OVT realizó las entrevistas y las investigaciones pertinentes para cubrir la nota. Nuestro rector Garzón Garza García, al enterarse de lo que había pasado, le dio al valiente poli una medalla de mérito emprendedor (es que sólo tienen de ésas) y un cupón para tener descuento en la compra de dos vikingos en el Oxxo. Al ser cuestionado sobre la alumna, el rector sólo comentó: “Qué bárbara”.